Aunque su nombre real es isla Tortuga (traducción literal del tailandés), esta pequeña isla situada en el golfo de Tailandia fue bautizada popularmente, hace años, como “isla de la muerte”. Con aguas cristalinas y turquesas, playas vírgenes, arrecifes de coral caleidoscópicos y repleta de tortugas verdes y tortugas carey, es un emplazamiento habitual para los aficionados al submarinismo dadas sus idóneas condiciones para practicar este deporte.
De hecho, Tailandia, con más de 35 millones de visitantes anuales, es uno de los destinos turísticos más populares del mundo y se promociona como la "Tierra de las sonrisas". El gobierno, que ha sido dirigido por una junta militar desde 2014, es sensible a las críticas que podrían socavar la reputación del país.
Pero, ¿por qué una isla paradisíaca tomaría el apelativo de “isla de la Muerte”?
Se debe a que el resort de lujo del país asiático ha registrado en los últimos años una serie de fallecimientos rodeados en extrañas circunstancias lo que le ha conducido a esta reputación bastante más siniestra. Al menos nueve turistas europeos han muerto o desaparecido allí desde 2014.
Entre los turistas que han fallecido en la isla se incluye el inglés Nick Pearson, de 25 años, al que hallaron flotando en una bahía debajo de un acantilado de 15 metros el día de año nuevo de 2014; los también ingleses Hannah Witheridge, de 23, y David Miller, de 24 años, a quienes mataron a golpes cerca de donde se alojaban, habiendo violado también a la mujer; a un francés, Dmitri Povse, de 29 años, que fue encontrado ahorcado en 2015 con las manos atadas a la espalda (dictaminando la policía que había sido un suicidio), en 2015, una turista rusa, Valentina Novozhyonova, de 23 años, desapareció con su equipo de buceo (y la policía concluyó que se ahogó en el mar); el inglés Luke Muiller, que fue encontrado en enero de 2016 en el fondo de una piscina en Sunset Bat en Sairee Beach; la belga Elise Dallemagne, de 30 años, que en abril de 2017, fue encontrada ahorcada en la jungla; o el moldavo de 33 años, Alexandr Bucspun, que se ahogó en 2018 después de ir a nadar a altas horas de la noche (descartando la policía cualquier asunto turbio relacionado con su muerte).
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